Algunos puedan pensar que es sólo un número. Pero para mí, no es lo un número. Pareciera que me estuviese persiguiendo. Los últimos 8 meses este número me ha hecho sentir varias sensaciones: sensaciones de arrechera, felicidad, intriga, amor, dolor, frustración y millones de otras que simplemente me las ahorro para mí.
Después de haber pasado otro día 19 sólo o más bien con ausencia de la persona indicada, me levanto al siguiente día (día 20). Como todas las noches, dejo la tele prendida, esta vez como para variar viendo meridiano. Acontece que cuando me levanto, lo primero que veo (en la tele) es la marca mundial de los 200 metros planos del jamaicano Usain Bold y, ¿a que no adivinan cual fue la marca?... pues si 19.19 (diecinueve segundos con diecinueve décimas), justo en ese momento y como diría un compañero y buen amigo sólo se me ocurrieron estas dos palabras “Ah Huevo”.
Tal y como a Jim Carrey lo persigue el número 23 en la película, a mi me sigue persiguiendo ese número. Así como esta anécdota, existen muchas con el 19 las cuales por ahora no tengo ganas de recordar, y presiento que me seguirá persiguiendo por un tiempo más, todo dependerá del transcurso de los días.
La verdad me gustaría creer que el número me va a seguir persiguiendo, pero de una manera amigable, una que no me haga sufrir, una que me levante por las mañanas y cuando me vuelva a suceder los mismo y lo vea me sienta bien, cuando tenga que recordar porque este número me marca la vida no recuerde lo malo sino lo bueno... o simplemente que cuando lo vea, no venga acompañado de estos artificios que emanan una noche antes como suele suceder (y sucedió el último 19).
Sólo pido más de esos diecinueves y que los que vengan sean mejores que los últimos vividos.
Después de haber pasado otro día 19 sólo o más bien con ausencia de la persona indicada, me levanto al siguiente día (día 20). Como todas las noches, dejo la tele prendida, esta vez como para variar viendo meridiano. Acontece que cuando me levanto, lo primero que veo (en la tele) es la marca mundial de los 200 metros planos del jamaicano Usain Bold y, ¿a que no adivinan cual fue la marca?... pues si 19.19 (diecinueve segundos con diecinueve décimas), justo en ese momento y como diría un compañero y buen amigo sólo se me ocurrieron estas dos palabras “Ah Huevo”.
Tal y como a Jim Carrey lo persigue el número 23 en la película, a mi me sigue persiguiendo ese número. Así como esta anécdota, existen muchas con el 19 las cuales por ahora no tengo ganas de recordar, y presiento que me seguirá persiguiendo por un tiempo más, todo dependerá del transcurso de los días.
La verdad me gustaría creer que el número me va a seguir persiguiendo, pero de una manera amigable, una que no me haga sufrir, una que me levante por las mañanas y cuando me vuelva a suceder los mismo y lo vea me sienta bien, cuando tenga que recordar porque este número me marca la vida no recuerde lo malo sino lo bueno... o simplemente que cuando lo vea, no venga acompañado de estos artificios que emanan una noche antes como suele suceder (y sucedió el último 19).
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No es dante, just T@To
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